jueves, 25 de marzo de 2021

CLASES DE PALABRAS

 

Como lo hemos recordado en las clases presenciales, en nuestra lengua hay diferentes clases de palabras o categorías gramaticales que usamos con distintos fines: nombrar objetos o personas, describir cualidades, expresar acciones… Cada una de ellas tiene unas características propias que nos ayudan a diferenciarlas y que es preciso tener en cuenta en la construcción de nuestros mensajes.



EL SUSTANTIVO

Es la clase de palabra que nombra personas, animales, objetos, lugares, sentimientos e ideas, es decir, todo aquello que nos rodea en la realidad y en el mundo de las ideas y las emociones.
A continuación podemos ver un mapa conceptual de la clasificación semántica de los sustantivos, es decir, de acuerdo a lo que significan.

CLASIFICACIÓN DEL SUSTANTIVO

Los sustantivos se clasifican, según su significado, en:

Comunes y propios. Los nombres comunes designan a seres u objetos que pertenecen a la misma clase y comparten, por tanto, los mismos rasgos (silla, ciudad). Los nombres propios son aquellos con que designamos e identificamos a personas o lugares concretos (Juan, Catamarca).

Concretos y abstractos. Los primeros se refieren a objetos o aspectos de la realidad que se perciben por los sentidos (lámpara, camiseta), mientras que los segundos expresan ideas, conceptos que se captan intelectualmente (pereza, amor).

Individuales y colectivos. Los individuales, en singular, designan unidad (la oveja, el alumno) y los colectivos, en singular, indican pluralidad (la manada, el grupo).

EL ADJETIVO

El adjetivo es la clase de palabra que se emplea para expresar cualidades o características del sustantivo. También se clasifica de acuerdo a sus distintos significados:



EL VERBO

El verbo es la palabra que expresa las acciones efectuadas por personas o cosas o los estados en que se encuentran: Juan salta, La cartera está rota.

Si te fijas en su forma, el verbo se caracteriza por expresar persona (1.ª,2.ª y 3.ª), número (singular y plural), tiempo (presente, pasado, futuro) y modo (indicativo, subjuntivo e imperativo) 
Compruébalo en este ejemplo:
Am- (lexema) -ába- (tiempo, modo) -mos (persona y número).
La persona y el número
La persona señala si lo expresado por el verbo corresponde al hablante (1.ª persona), al oyente (2.ª persona) o ni al hablante ni al oyente (3.ª persona):
Yo no iré; Tú me esperarás; Él se ha quedado en casa.
El número indica la cantidad de personas que llevan a cabo la acción verbal: singular (uno) o plural (varios):
Yo no iré/Nosotros no iremos.
El tiempo
El tiempo indica cuándo se ejecuta la acción. Si el hecho ocurre en el momento en que se habla, es el presente: Camino hacia tu casa; si ya ha sucedido con anterioridad, es el pasado: El año pasado estaba en 7.º, y si va a suceder después, es el futuro: El próximo año me inscribiré en 2.º.
A los tiempos del pasado y del futuro les corresponden a su vez diferentes formas simples y compuestas:
• Pasado (pretérito imperfecto, pretérito perfecto simple, pretérito perfecto compuesto, pretérito pluscuamperfecto, pretérito anterior: cantaba, canté, he cantado, había cantado, hube cantado).
• Futuro (futuro simple, futuro compuesto: cantaré, habré cantado, cantaría, habría cantado).
Por su parte, el condicional, en sus formas simple y compuesta, presenta las acciones como probables o hipotéticas: Yo iría contigo si me lo pidieras; De haberlo sabido, habría avisado a Ana.

El modo
El modo muestra la actitud del hablante ante la acción verbal. Indica si el hablante expone la acción como algo real y objetivo (modo indicativo: María salta), como algo subjetivo (modo subjuntivo: Ojalá María saltara; Dudo que María salte. El hablante expone su deseo, temor o duda ante el hecho) o como una orden o petición (modo imperativo: Salta, María).

lunes, 15 de marzo de 2021

Un mundo de textos


Clasificar los textos nos ayuda a comprenderlos, pues nos permite crear determinadas expectativas antes de comenzar a leer. Por ejemplo, no me preparo de la misma manera si estoy por leer un cuento a si estoy por leer una noticia; mis expectativas, o lo que espero de cada texto, va a ser diferente. 

Existen muchas maneras de clasificar los textos (por su función, por su estructura, por el ámbito en el que circulan, etc.).

Nuestra propuesta es clasificarlos según la estructura u ordenamiento de las ideas. Por ejemplo, un texto que ordena las ideas temporalmente, en una secuencia de hechos, que se suceden uno tras otro, en un tiempo y en un espacio, protagonizados por sujetos, se trata claramente de una narración. 

Entonces, a continuación, te proponemos una posible clasificación, según este criterio:


Esta clasificación nos permite observar, a veces en un mismo texto, que los distintos tipos se entremezclan a manera de "tramas", como si el texto fuera un tejido que se compone de oraciones e ideas interconectadas y que pueden asumir distintas formas de organizarse. De esta manera, un cuento, por ejemplo, tiene una organización principalmente narrativa, pero puede incluir una descripción (cuando caracteriza el lugar) y una parte dialogal o conversacional (cuando hablan los personajes entre sí).

A continuación, veremos varios ejemplos. A ver si te animás a clasificarlos.











lunes, 1 de marzo de 2021



DIAGNÓSTICO DE COMPRENSIÓN LECTORA

Leemos y escuchamos estos textos:



 

Tezcatlimeztli (Espejo de Luna)

 

Yoloxmeztli, la princesa Corazón de Luna, estaba enamorada del príncipe Yaljamix, el hijo de la lluvia. Así que le pidió a su diosa protectora, la Luna, que le concediera el amor del príncipe.

Una noche, la princesa contemplaba el cielo y se sintió triste porque las nubes cubrían la luna. De pronto, comenzó a llover cántaros, como si el cielo quisiera caerse en pedazos. Fuera de la vivienda palaciega, por los caminos muchos macehuales, gente de pueblo, corrían a guarecerse bajo algún techo. Entre el murmullo de esa gente y la lluvia, la princesa descubrió una voz que le conocida y especial... ¡Era la voz de Yaljamix! Miró con cuidado y vio cómo el príncipe en persona, con las sandalias y el traje de manta empapados, corría también, escoltado por sus vasallos.

El pequeño grupo se acercó a la casa de Yoloxmeztli, la princesa Corazón de Luna. Ella, presta y comedida, los dejó entrar a su casa y les ofreció unas mantas para secarse. Y a poco, sin pensarlo mucho, se encontró ella misma secando las espaldas del príncipe.

La lluvia había cesado. La luna penetró por la ventana iluminando a Yoloxmeztli, la princesa Corazón de Luna, Al sentir aquellas manos que lo acariciaban, al mirar aquel rostro y al contemplar en la penumbra el bello cuerpo de la princesa, Yaljamix, el príncipe, quedó totalmente enamorado.

Antes de irse con su cortejo, el príncipe preguntó a la princesa si podía volver a verla.

-Si así lo deseas, príncipe; en este mismo lugar, en noches como esta, después de que la lluvia haya cesado y cuando la luna se deje ver.

Así lo hicieron: Yaljamix iba a ver a Yoloxmeztli cada vez que había lluvia en la noche. Cuando escampaba en el cielo, él llegaba junto ella. Estaban tan enamorados que pronto decidieron casarse. Lo hicieron justo una noche en que la luna alumbraba plenamente.

Pasaron la luna de miel en uno de los litorales del Anáhuac, que significa "lugar cercano al agua".

Frente al mar, bajo la luz de la luna protectora que sonreía, enamorados juraron, en nombre de la misma luna, amarse después de la muerte.

Pero, tiempo después, él tuvo que partir a una de las Guerras Floridas. Y allí fue sacrificado por la saeta de uno de sus enemigos.

Cuando le llevaron el cuerpo sin vida de Yaljamix, Yoloxmeztli quiso morirse de dolor. Mientras incineraban ceremonialmente el cuerpo de su amado, la princesa Yoloxmenli, Corazón de Luna, lloró, lloró, lloró días y noches enteras buscando consolación en el cielo.

Y en el cielo, Meztli, la diosa Luna protectora, sintió compasión por ella y le propuso llevarla hasta lo alto del cielo.

Yoloxmeztli, la princesa Corazón de Luna, aceptó. Así es como ella una noche ascendió al cielo. Allá está. Y desde allá contempla el Valle del Anáhuac, buscando alguna señal del ánima de su amado.

Cada noche, viajando sobre la cara de la Luna, ella ilumina los lugares del Anáhuac que habitó junto al príncipe guerrero.

Cuando llega al mar, recuerda la promesa de amarse aun después de la muerte. Entonces la luna se pone grande, llena, rebosante del amor de la princesa Corazón de Luna.

La diosa Meztli le ha dado la gracia, en su recorrido celeste, de poder espejarse en las lagunas que están cerca de la costa del Golfo de México. La princesa Yolomeztli se espejea desde lo alto para encontrarse bella ante los ojos de su amado, cuya ánima desde algún punto del Anáhuac la contempla.

Las aguas de las plácidas lagunas se alegran de verla cada noche en el corazón nocturno del cielo, en corazón nocturno del cielo, en el corazón de la luna, y se aquietan para servirle de fiel espejo.

Por eso, a estas lagunas se las llama Metztitlán, lugar de la luna, Atézcatl, espejo de agua y Tezcatlimetztli, espejo de luna.

Cuando puedas visitarlas por la noche, en la quietud de las aguas, podrás ver la luna reflejada y en medio de la luna, el rostro enamorado de Yoloxmezli, la princesa Corazón de Luna.

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También podés escuchar una versión de relato oral:

https://drive.google.com/file/d/1xDWzhB2AhkRP4H2WV008916UTSAWAhXf/view



Perurimá y el Pa'i
 

Un día, Perurimá pasaba frente a la iglesia y escuchó al Pal, el cura del pueblo, decir: "Todavía no nació el cristiano que haya de burlarme en esta vida". Y para Perurimá, el pícaro más pícaro de toda la región, a quien le encantaba burlarse de los que presumían de su conocimiento, aquellas palabras del Pa'i fueron como una llamada, como una dulce tentación.

Al dia siguiente, Perurimá entró a la iglesia y encaró al cura, diciéndole: "Nde, Pa'i, ¿es cierto que a vos nunca nadie te burló?".

Y el Pa´i, con su arrogancia, volvió a repetir: "Todavía no nació el cristiano que haya de burlarme en esta vida", y largó una carcajada mientras lo miraba fijamente. Entonces, Perurimá se encogió de hombros, dio media vuelta y, cuando estaba por marcharse, el Pa´i le dijo: "Epa, epa, mita'i sinvergüenza! Vos andás muy alejado de las cuestiones de Dios, así que tomá esta bolsa y vení conmigo, que vamos a hacer caridad en el pueblo vecino".

Perurimá, sin pensarlo, aceptó, y ambos emprendieron la marcha. Iban caminando lentamente cuando Perurimá se le ocurrió apresurarse más y más. El Pa'i vio cómo aquella oveja descarriada se iba alejando hasta perderse en una pendiente del camino.

Una hora después, el viejo Pa´i, con su elegante sotana negra, llegó chorreando sudor hasta un frondoso lapacho florecido. Allí lo encontró a Perurimá acostado, dormitando sobre la bolsa que le había encomendado, Enfurecido, lo trató de haragán y le preguntó qué estaba haciendo tirado, descansando sobre la bolsa. Perurimá le señaló con un gesto su sombrero, que estaba en medio del camino. El Pa'i miró y vio el sombrero, pero no entendió. Entonces, Perurimá le dijo que en realidad estaba muy cansado por culpa de una perdiz que había perseguido por todo el campo y por eso estaba descansando.

-Pero lo mejor de todos que la atrapé y está debajo de mi sombrero, ahí en medio de la ruta- dijo Perurimá en voz muy bajita.

El Pa´i no podía creer lo que estaba escuchando y le contestó:

-¡Oh, Perurimá! ¿Viste cómo Diosito ya te tocó un poquito, ya te está dando un premio por acercarte a mí que soy su representante en este pueblo? ¡Eeaaa, ya tenemos para nuestra cena!

El Pa´i estaba muy contento de recuperar una oveja descarriada como Perurimá. Con cara de felicidad y con los ojos cerrados, metió la mano bajo el sombrero y, de repente, la expresión de su cara empezó a cambiar. ¡Lo que tocó no tenía plumas! Siguió y la mano se le hundió en algo húmedo y pastoso. De la alegría pasó a la sorpresa y luego a la rabia. A medida que iba descubriendo lo que había debajo del sombrero, el color de su cara iba cambiando.

Al sentir definitivamente que no era una perdiz, el Pa'i sacó rápidamente la mano. Esta se le pegó a la nariz, y el Pa'i se dio cuenta de que aquello olía muy mal. Su mano estaba totalmente forrada con aquella cosa. Y en ese momento, se dio cuenta de que la perdiz que había atrapado Perurimá era nada más y nada menos que un enorme ¡vaka rekaka!, una gran bosta de vaca.

Con el cuello hinchado de la rabia y los ojos enrojecidos de la furia, el Pa'i giró hacia el sinvergüenza de Perurimá con la intención de mandarlo al mismísimo infierno. Pero Perurimá ya estaba saltando y corriendo hacia el pueblo para contarle a todo el mundo que había burlado al Pa'i!



También podés escuchar una versión de relato oral:


Completamos el cuestionario del Diagnóstico en Google Forms a través de este enlace:

https://forms.gle/J1siMGLvGsSPxEzu8


Los modificadores del sustantivo

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