Clasificar los textos nos ayuda a comprenderlos, pues nos permite crear determinadas expectativas antes de comenzar a leer. Por ejemplo, no me preparo de la misma manera si estoy por leer un cuento a si estoy por leer una noticia; mis expectativas, o lo que espero de cada texto, va a ser diferente.
Existen muchas maneras de clasificar los textos (por su función, por su estructura, por el ámbito en el que circulan, etc.).
Nuestra propuesta es clasificarlos según la estructura u ordenamiento de las ideas. Por ejemplo, un texto que ordena las ideas temporalmente, en una secuencia de hechos, que se suceden uno tras otro, en un tiempo y en un espacio, protagonizados por sujetos, se trata claramente de una narración.
Entonces, a continuación, te proponemos una posible clasificación, según este criterio:
Esta clasificación nos permite observar, a veces en un mismo texto, que los distintos tipos se entremezclan a manera de "tramas", como si el texto fuera un tejido que se compone de oraciones e ideas interconectadas y que pueden asumir distintas formas de organizarse. De esta manera, un cuento, por ejemplo, tiene una organización principalmente narrativa, pero puede incluir una descripción (cuando caracteriza el lugar) y una parte dialogal o conversacional (cuando hablan los personajes entre sí).
A continuación, veremos varios ejemplos. A ver si te animás a clasificarlos.
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